martes, 13 de noviembre de 2007

Calia (parte 2)

Una banda de jazz mediocre, una pizza individual pero compartida y una cerveza de litro. Cada uno come en silencio y mira la banda. La pizza la eligió ella, la cerveza yo. Hace dos años que estamos juntos y siempre es igual: una vez que nos contamos qué hicimos durante el día ya no tenemos nada de qué hablar.
Desde hace un mes no tenemos sexo y ya casi no me preocupa.
Pago la cuenta, ella me da un billete de diez y me pide que lo acepte, dice que si no, después yo ando sin plata por su culpa. Lo guardo. Entramos al auto y nos vamos a su casa que queda a veinte cuadras del bar. En general después de tomar cerveza ella habla mucho, se pone cariñosa y me calienta un poco, pero siempre se queda dormida antes de que pase algo.
- Mirá, tenemos que ir a ese bar. Yo una vez fui y es muy romántico.
-¿Si…?
Alcanza con pasar por la puerta de un lugar que conozca para que se ponga a contar la historia de cómo lo conoció… a veces, por pasar delante de otro lugar conocido, empieza una nueva sin terminar la que había empezado…
-Conmigo no fuiste.
-No…
-¿Y cuándo fuiste? ¿Hace mucho?
-Sí, un verano, con un amigo de teatro. ¿Te acordás… te conté de mis épocas de teatro?
- Con un chico de teatro…
No sé cómo Tetti pudo seducir a alguien como ella.
-¿Y en esa época estabas de novia?
-No, si sabés que mi único novio de verdad fuiste vos. No seas celoso, el chico era un amigo y ni siquiera me gustaba, ya te lo dije mil veces: me acosté con vos y con mi primer novio, y él casi no cuenta.
No lo sé. No estoy seguro de nada. Tetti es demasiado idiota como para mentir sin razón, y ella demasiado histérica como para decirme la verdad.
Ya falta poco para que lleguemos, y su humor cambió al descubrirse bajo interrogatorio.
-¿Qué es todo esto? Yo no miento. ¿Por qué no me creés? Además ¿qué necesidad tenés de saber con quién estuve antes de conocernos?
-Lo que no puedo entender es que no puedas decirme la verdad. Es tan simple… no sé para qué mentís… si no nos conocíamos cuando vos…
-¿Te volviste loco? Yo te cuento algo si quiero.
-Ves que mentís.
-¡No!
Todo esto es por el hijo de puta de Calia. Cuando se lo contó a Tetti sabía que iba a pasar esto… pero no puedo culparlos a ellos, el enfermo que no puede soportarlo soy yo. Yo.
-No entiendo gordo… yo sé que no andamos bien, pero de ahí a inventar una pelea… me querés decir a qué viene todo esto.
-Bueno, está bien. Yo estaba en un bar con Celina y con Gonzalo y apareció Tetti… el tipo con el que vos fuiste a ese bar.
-¡Yo no fui a ningún bar con ningún Tetti!
-Bueno, como quieras, pero apareció él y me contó que estuvo con vos. Parecía… no sé, complacido de tener conmigo una chica en común y…
-Yo no lo conozco…
-Si te conocía del seminario de teatro, y me habló de vos… ¿vas a decirme que no lo conocés?
-Puede ser que lo conozca, no sé, pero seguro que no estuve con él. Yo sé muy bien lo que hago. En esa época ensayaba una obra en la casa de un compañero que se llamaba Ignacio… pero con el nunca pasó nada.
Tetti se llama Ignacio, eso lo sé, también conozco la historia de su apodo, pero no viene al caso.
-…
-Te lo juro, no paso nada.
-¿Me das tu palabra de honor?
-Sí, gordo, te lo juro.