(pensando en lo quieto, en lo que está calmado uno se llega a calmar)
Un oído, quizá dos, una sonrisa y otra y los ojitos chinos... lo demás viene solo. Nada más sería genial reasaltar que ese temor por lo brillante y por lo cálido, ese mismo se hace realidad, no era sólo un temor.
(no vaya a ser cosa que te aburras y tires todo por la borda)
hay que calmar a la realidad, es un etapa. La mueca de alegría pesa más. Pero como en una cápsula, aislar, lo importante se redujo a fuego lento, no queda más nada, todo es alivio, todo es suave.
(una vez se puede traer más cama a la calma, dos no).
hay que dejar de pensar en lo que se pensaba antes cuando se hacían cosas sin pensar con claridad en lo que iba a pasar. De nuevo en la encrucijada, tragar hondo y respirar, no hacía falta exhalar nada, la percepción hace fácil lo difícil.
(huuuuhh, nada le sirve al infeliz ese es su apuro y su sorpresa, mucho y poco le sobran)
Las mismas letras con las que se usa lo visible miran directo al ojo de la tormenta, esa que siempre se asoma, siempre truena con sus gritos desde afuera y vigila, mientras espera por entrar.
2 comentarios:
la tormenta no entra si nadie le abre la puerta, y nunca entra sola...
... invernales Coqui.
king coco.
una vez el profe cordoba dijo:
"la felicidad no es una estaciòn, es una forma de viajar".
pensa lo q quieras
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